El teleco dicharachero

martes, julio 12, 2005

El viaje interminable

Como había comentado en el blog, estaba a la espera de la contestación sobre la beca Vulcanus, finalmente me respondieron y la plaza a la que yo optaba en DNP fue asignada a otro aspirante. La gente de eujapan fue muy correcta, especialmente Margherita Rosada, me agradecieron mi paciencia durante tanto tiempo. Es posible que la pida el siguiente año y tenga más suerte.

Así que ahora estoy de prácticas en empresa en Skopje, Macedonia. Mi viaje fue toda una odisea, los billetes de avión para venir directamente eran muy caros, unos 500 euros desde Barcelona. Así que busqué aeropuertos cercanos y finalmente encontré una ruta "barata". Volar Barcelona - Sofia (Bulgaria) con Alitalia y luego en autobús desde Sofia hasta Skopje.

Desde Alicante fui en un tren Euromed hasta Barcelona, en Valencia me encontré con María Jesús, una chica que también venía de prácticas y con la que había preparado el viaje. Al llegar a Barcelona, en la estación de Sants, con el mismo ticket pudimos ir en el tren de cercanias que lleva al aeropuerto de El Prat. Todo fue según lo previsto y el avión salió de Barcelona puntual. En el trayecto teníamos una escala en Roma, Fiumicino. En Fiumicino tuvimos que ir a otra terminal aislada de la principal, con un "shuttle" muy chulo. El avión salió de allí con 45 minutos de retraso, bastante puntual para los italianos.
El avión que hacia la ruta Roma - Sofia era un poco viejo, pero el vuelo fue bien... hasta que nos aproximamos a Sofia, había una tormenta impresionante, con truenos y relampagos que desde el avión impresionaban bastante. El piloto estuvo durante más de 1 hora dando vueltas sobre la ciudad para intentar aterrizar, pero la tormenta no se alejaba y cuando se empezó a quedar sin combustible tuvo que desviarse y poner rumbo a Bucarest, Rumania.
Se suponía que a las 21:10h ibamos a estar en Sofia, y a las 23:30h llegamos a Bucarest. La policia rumana parecía enfadada, tal vez estaban haciendo horas extras o es su caracter habitual, se tomaban con mucha calma la revisión del equipaje de mano. Al más puro estilo militar, se preocupaban más por evitar que pasasemos la línea roja desde la que esperabamos nuestro turno que por atendernos.
Tardamos casi 1 hora en pasar la frontera y luego nos llevaron a una zona de transito. Sin cenar nada y sin que ningun representante de Alitalia diese la cara. Al regresar a España tramitaré una reclamación. Cuando los escasos trabajadores rumanos vieron que no podían controlar a 120 italianos y algunos españoles hambrientos y sedientos, avisaron a la gente de Alitalia. Tardaron 4 horas en darnos una solución, nos llevaron a dormir a varios hoteles cercanos ya que hasta el siguiente día a las 15h no podíamos salir hacia Sofia, el piloto y la tripulación están obligados a descansar 14 horas antes de poder volver a volar. En el hotel tenían un punto de acceso wireless para los clientes, por la mañana pude conectarme y leer los mails durante unos minutos y recargar el saldo del telefono móvil, sobre las 12h nos llevaron en autobús para seguir el viaje en avión a Sofia, nuevos controles policiales. La zona de Bucarest que recorrimos con el autobús tenía un aspecto lamentable, muchas calles sin asfaltar, edificios viejos y agrietados, todo bastante ruinoso.

La salida prevista era a las 15h, pero hasta las 16:30h no despegamos de Bucarest, llegamos a Sofia en 30 minutos y nuevamente a pasar la frontera, el control de pasaportes y finalmente recoger las maletas.

Afortunadamente las maletas llegaron y se encontraban en buenas condiciones, y nosotros aunque cansados estabamos por fin en la última parte del viaje. En el avión conocimos a una pareja de españoles, los Rocafort, que nos ayudaron mucho al llegar a Sofia. Iban a Bulgaria para cerrar un negocio y tenían reserva en un hotel de 4 estrellas, les fueron a recoger al aeropuerto y nos ofrecieron ir con ellos. Del aeropuerto a Sofia hay 10 kilometros. Una vez llegamos a su hotel, el recepcionista nos dijo que nos podían llevar a la estación de autobuses. Fueron muy amables y nos resolvieron la papeleta de negociar con varios taxis los desplazamientos por la ciudad, incluso cambiamos en el hotel euros por levas para poder pagar los billetes. Como curiosidad 1 euro equivale a 3 levas y la moneda de 1 leva se parece mucho a la de 1 euro. María Jesús va a regresar antes a España y le he dicho que compruebe si las maquinas de "vending" aceptan la leva como si fuese 1 euro, si es así creo que al regresar me llevaré un kilo de levas.

Sofia me dio mejores sensaciones que Bucarest, aunque un poco ruinosa parecía más activa, una ciudad con más vida y no tan deprimente como la zona que vi de Bucarest.
En la estación de autobuses localizamos el stand de la compañia Matpu, y pudimos comprar los billetes de autobús. Los autobuses salen desde un parking situado a unos 100 metros del lugar de venta, pero la chica que nos atendió nos lio y estuvimos dando vueltas por la estación de trenes buscando el lugar exacto, pero lo encontramos al cabo de un rato.
El autobús era bastante viejo y para recorrer unos 300 kilometros tardó 6 horas, hicimos unas 10 paradas, sólo una de ellas para recoger pasajeros. El resto para comprobar si el motor tenía algún problema, una parada muy curiosa para que el conductor comprase fruta en un puesto callejero y más gente se bajo del autobus para comprar su ración de fruta, en medio de una calle, con toda la tranquilidad del mundo.
Al llegar a la frontera de Bulgaria nos hicieron bajar del autobús y sacar el equipaje, subimos al autobús y en 20 metros se subió un militar y fue recogiendo los pasaportes de todos los pasajeros, al cabo de unos 15 minutos nos devolvieron los pasaportes y continuamos 50 metros. Llegamos a la frontera con Macedonia, allí el proceso a la inversa, primero se sube un militar y recoge todos los pasaportes para poner el sello de entrada si todo es correcto, todos al bus de nuevo y en 20 metros a bajar y sacar todo el equipaje para que lo revisasen. Un proceso bastante estupido, podrían hacer las 2 cosas al mismo tiempo, hacer bajar a la gente con el equipaje y pedir el pasaporte. Con este estupido metodo tardamos 1 hora en recorrer los 200 metros de frontera Bulgaria - Macedonia.

En Sofia habíamos llamado a la gente de IAESTE Macedonia y al llegar a Skopje nos estaba esperando Desi, que nos saludo y nos llevo a la residencia en la que estamos alojados todos los estudiantes extranjeros de prácticas en la ciudad.

El viaje duró unas 40 horas, pasando por 4 países (Italia, Rumania, Bulgaria y Macedonia) y con 5 nuevos sellos en mi pasaporte, toda una experiencia. En cuanto pueda volver a conectarme subiré más artículos al blog, permanezcan atentos a sus pantallas.

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